Fotografías por: Juan José Sánchez
Rafael Martínez recorrió todos los cafés que había en Monterrey. Lo hizo con paciencia y esmero sólo porque le gustaba el café. Lo que sucedió después fue que, de tanto estudiarlos, terminó con mucho conocimiento sobre los procesos. Lo que sucedió al final fue Cup d’Etat, una barra de café ubicada en el número 717 de la calle Moisés Sáenz, en Nuevo León: “Quiero abrir un lugar en el que yo pueda servir lo que a mí me gusta”, cuenta Rafael desde su pequeño local.
A Cup d’Etat la frecuentan sobre todo estudiantes —la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Nuevo León está a unos cuantos pasos—, pero su ubicación es perfecta para que cualquiera que pasee por la zona se detenga buscando descanso: “Me gustó aquí porque es una zona de estudiantes y siento que el café está muy relacionado con los ciclistas y los peatones. Yo creo que este es un punto que se presta mucho para que, al ir caminando, puedas decir ‘deja paso por un café’”, afirma Rafael. Con la misma paciencia y esmero con los que recorrió cada uno de los cafés de la ciudad, esta barra ha sabido construir desde cero una interesante propuesta basada, sobre todo, en la idea de tener un lugar en el que te sirvan la cantidad de líquido suficiente como para llenar dos tazas y poder compartir con alguien más.
Para lograr todo esto, su relación con los tostadores es directa; obtener el equilibrio perfecto de sabor en cada una de la tazas requiere de un lazo estrecho con quienes se encargan de esa etapa en el proceso: “Buscamos puras tostadoras y productores que creemos que cambian un poquito el paradigma del café”. Actualmente trabajan de la mano de Café Limón, pero también acuden a Pólvora para todos los métodos que usan. ¿La principal cómplice? Una máquina La Marzocco GB5 que llegó a sus manos completamente arruinada. Desde la caldera hasta las varitas de vapor, Rafael ha tenido de restaurarla poco a poco porque confía en la marca: “Siento que son muy buenas máquinas, el diseño interior le da una estabilidad térmica muy buena”. Para él, lo que más afecta a un método es la consistencia en la distribución de la molienda, por eso, el molino que hace posible el café en Cup d’Etat es de la marca Marconi y también tuvo que restaurarlo: “Este café se ha construido de poquito en poquito y de buscar mucho”, dice con una gran sonrisa de orgullo en el rostro.
A pesar de que su relación con los productores no es directa, Rafael está consciente de que la trazabilidad es algo muy importante en el negocio. Un viaje por las fincas de Veracruz le hizo darse cuenta de que cosechar es un trabajo sumamente difícil: “Hay gente que se la parte todo el día por servirte una taza, entonces llegué a la conclusión de que si no se le paga bien a este gente, si no hacemos el café con conciencia en ellos, se nos acaba el negocio a todos. El café de especialidad es una oportunidad de pagarle más decente a esta gente”, cuenta.
El camino ha sido arduo. La escena del café de especialidad en Monterrey aún es muy joven y Rafael considera que buena parte de ella se la deben al pionero: Café Limón. “Cuando no había nadie que dijera ‘Vale la pena meternos en café negro’, ellos lo hicieron. Son la inspiración para muchos de los estamos aquí”. Toda la gente que se dedica al café en Monterrey se conoce entre sí, es un campo estrecho que les permite cultivar relaciones de apoyo mutuo entre barras a través de recomendaciones.
Por eso, tratar de conocer lo que sus clientes buscan ha sido uno de los mayores retos de este comercio, sobre todo porque el perfil de consumidores que pasea por la zona no está muy interesado en el café de especialidad. La táctica ha sido ofrecerles una experiencia grata para que regresen y prueben sus nuevas recomendaciones: “Lo más importante es que la gente sienta que le está gustando lo que se toma”. De esa forma, poco a poco, se han ido haciendo de clientela que aprecia su propuesta. Es un logro para ellos que los visitantes comiencen a pedir solitos café negro.
Thania Aguilar
Thania Aguilar es egresada de la Facultad de Ciencias políticas de la UNAM, redactora y traductora. Ha colaborado en la corrección de distintos proyectos sobre café de especialidad. Actualmente trabaja para Editorial Planeta y de manera independiente.
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