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Opinión sobre Starbucks, Uber Eats y el mejor costo de conveniencia

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Starbucks press photo

Después de poner a prueba un programa de entrega en 11 mercados de Estados Unidos, Starbucks ha anunciado sus planes de lanzar el servicio de entrega a nivel nacional en Estados Unidos para principios de 2020 en asociación con Uber Eats.

Uber ha tenido una excepcional inserción saltándose o incumpliendo por completo las leyes laborales y de transporte, al mismo tiempo que impulsa la inversión privada. Su división Uber Eats ha estado en funcionamiento desde 2014, entregando comida y demostrando el inmenso poder de conveniencia y comodidad sobre el costo o las consideraciones de calidad, como la temperatura de los alimentos.

Según el “Informe de servicios electrónicos 2019: Entrega de alimentos por Internet” (eServices Report 2019: Online Food Delivery en inglés), se estima que el mercado de entrega de alimentos por este medio en Estados Unidos fue de aproximadamente 17 mil millones de dólares en 2018 y se prevé que crezca a 24 mil millones de dólares para 2023.

En su posición como la cadena de café de servicio rápido más grande del mundo, por mucho, Starbucks ha sido un innovador en conveniencia desde que comenzó a expandir sus tiendas y su imagen de sirena en el noroeste del Pacífico. Además de su asociación con Uber Eats, ofrece también tiendas rápidas de todos los diseños, un sólido programa de recompensas de lealtad y su aplicación móvil, que permite realizar pedidos anticipados y pagos.

Lo que resulta difícil de entender es cómo toda esta conveniencia de entrega, en particular el compromiso generalizado a nivel nacional con las aspiraciones globales, puede coincidir con la agenda de sostenibilidad ambiental de Starbucks. A diferencia de la mayoría de los comunicados de prensa de esta empresa, que tienden a enumerar las muchas formas en que un programa u otro forma parte de un mayor compromiso corporativo con el planeta o su gente, el anuncio no mencionó la sostenibilidad corporativa, sino que se centró en el concepto de “máxima comodidad”.

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“Estamos enfocados en crear experiencias digitales nuevas y únicas que sean significativas, valiosas y convenientes para nuestros clientes —dijo Roz Brewer, presidente del grupo y director de operaciones de Starbucks, en un comunicado de la empresa—. Asociarnos con Uber Eats nos ayuda a dar un paso más para lograr llevar a Starbucks a los clientes donde sea que estén”.

Sin embargo, ¿a qué precio podría llegar esa conveniencia más allá de la tarifa de entrega derivada del algoritmo de Uber Eats?

En China, por ejemplo, el mercado de entrega de alimentos se duplicó en 2018 a un valor de aproximadamente 35.9 mil millones de dólares, con los aproximadamente 256 millones de usuarios de las tres plataformas de pedidos de alimentos en línea más grandes de China, desechando colectivamente 65 millones de envases de alimentos y 20 millones de bolsas de plástico cada día. Al ser el “líder” mundial de entrega de alimentos en línea, China también se está ahogando en un enorme río de desechos de plástico que habitará el planeta durante, potencialmente, cientos de años.

Ahora podría ser un buen momento, tan bueno como cualquier otro, para que recordemos que Starbucks aún no ha traído al mercado una taza reciclable o compostable, puesto que ha estado alargando los plazos para tales compromisos. Esperemos que no tengamos otra situación en la que un gigante corporativo genere o agrave en gran medida un problema debido a su alcance en el mercado y que, años después, se dé palmaditas en la espalda por ser el primero en arrojar dinero hacia soluciones a dicho problema.


(Esta nota fue publicada originalmente en inglés. Ha sido traducida por Revista Roast México.)

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